lunes, 12 de abril de 2010

Canción de la muerte, José de Espronceda

CANCIÓN DE LA MUERTE

Débil mortal no te asuste
mi oscuridad ni mi nombre;
en mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compasiva, te ofrezco
lejos del mundo un asilo,
donde a mi sombra tranquilo
para siempre duerma en paz.

Isla yo soy del reposo
en medio el mar de la vida,
y el marinero allí olvida
la tormenta que pasó;
allí convidan al sueño
aguas puras sin murmullo,
allí se duerme al arrullo
de una brisa sin rumor.

Soy melancólico sauce
que su ramaje doliente
inclina sobre la frente
que arrugara el padecer,
y aduerme al hombre, y sus sienes
con fresco jugo rocía
mientras el ala sombría
bate el olvido sobre él.

Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores,
y ofrezco un lecho de flores,
sin espina ni dolor,
y amante doy mi cariño
sin vanidad ni falsía;
no doy placer ni alegría,
más es eterno mi amor.

En mi la ciencia enmudece,
en mi concluye la duda
y árida, clara, desnuda,
enseño yo la verdad;
y de la vida y la muerte
al sabio muestro el arcano
cuando al fin abre mi mano
la puerta a la eternidad.

Ven y tu ardiente cabeza
entre mis manos reposa;
tu sueño, madre amorosa;
eterno regalaré;
ven y yace para siempre
en blanca cama mullida,
donde el silencio convida
al reposo y al no ser.

Deja que inquieten al hombre
que loco al mundo se lanza;
mentiras de la esperanza,
recuerdos del bien que huyó;
mentiras son sus amores,
mentiras son sus victorias,
y son mentiras sus glorias,
y mentira su ilusión.

Cierre mi mano piadosa
tus ojos al blanco sueño,
y empape suave beleño
tus lágrimas de dolor.
Yo calmaré tu quebranto
y tus dolientes gemidos,
apagando los latidos
de tu herido corazón.

José de Espronceda





Amor eterno

Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

G.A.Bécquer

miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Sabes?

A veces deseo arrancarme el corazón
No sentir nada, ni alegría ni dolor
No creer en nadie ni en nada
tampoco sentir decepción

Cada vez este mundo
Cada vez más me abruma
Ves a alguien moribundo
Y no le ofreces ni tu ayuda

A veces deseo huír
de este mundo de hipocresía
donde la gente lo que quiere ver
es únicamente la alegría

¿Por qué no nos sacamos
esa dichosa venda de los ojos?
así puede que comprendamos
lo que nos prohíben con cerrojos

No hay peor ciego
Que el que no quiere ver
Más allá de su persona
Más allá de su poder

martes, 23 de marzo de 2010

Planeta Eskoria

Hoy inauguro este blog hablando de un tema el cual no todo el mundo desea hablar.

Ya desde pequeños, cuando sucede algo malo ya sea en la realidad o en las películas, nuestros padres y la gente que está a nuestro alrededor evita que lo veamos, con la excusa de que nos traumaremos si lo hacemos. La verdad, no entiendo en este sentido para qué tanta sobreprotección, pues tarde o temprano acabaremos viendo lo que realmente está sucediendo, la realidad que nos persigue día sí y día también y que por más que queramos, no podemos hacer absolutamente nada para evitarla.

Es impresionante como podemos ver la desgracia ante nuestros ojos y sin embargo, cruzar la calle tan tranquilamente, limitándonos a sentir pena por ello pero sin actuar de la manera adecuada...



Y sí, me estoy quejando de lo que hacemos TODOS porque seguro que nadie se salva de haber ignorado alguna vez algo que necesitaba atención... (Y yo la primera). Aquí dejo una canción referente al tema.



Salud y R'n'R